viernes, 3 de enero de 2014

Los Reyes Magos

FELIZ AÑO NUEVO!! Qué tal? cómo habéis empezado el 2014? tenéis muchos planes? muchos proyectos? Deseo de corazón que se os cumplan todos.
Ya no queda nada para la noche de reyes!! me encanta esa fecha. Es mi día favorito del año... no os pasa a vosotros?
El otro día me mandaron un mensaje graciosísimo. Son estas dos fotos, a ver qué os parecen:



Bueno, bromas a parte, me encanta la ilusión de ese día. La cabalgata, la música de la banda, los niños recogiendo caramelos... y sobre todo, me encanta la mañana del día seis abriendo regalos! Ya os contaré el lunes o el martes cómo son mis días de reyes.
Hace poco llegó a mis manos una historia muy bonita que voy a compartir con vosotros porque, es posible, que la necesitéis cuando tengáis hijos o cuando vuestros hijos os pregunten cosas... Ahí va:



 (...)

- ¿Papa?
 
- Sí, hija, cuéntame
 
- Oye, quiero... que me digas la verdad
 
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
 
- Es que... -titubeó Blanca
 
- Dime, hija, dime.
 
- Papá, ¿existen los Reyes Magos? 
 
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen 
de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que 
le miraba igualmente.
 
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
 
La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y 
tragando saliva le dijo:
 
- ¿Y tú qué crees, hija?
 
- Yo no sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen 
porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
 
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...
 
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
 
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió
 el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca.
 
- Entonces no lo entiendo, papá.
 
- Siéntate, Blanquita y escucha esta historia que te voy a contar porque ya 
ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba 
con la mano el asiento a su lado.
 
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le 
sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser 
la verdadera historia de los Reyes Magos:
 
- Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por 
una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en 
prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que 
el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
 
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos 
los niños del mundo y ver lo felices que serían.
 
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. 
No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay 
en el mundo.
 
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros 
con cara de alegría, comentó:
 
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, 
ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero 
entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
 
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. 
Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y
la voz de Dios se escuchó en el Portal:
 
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. 
Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme:
 
-¿Qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
 
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas.
 
Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran 
llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero, no podemos tener 
tantos pajes., no existen tantos.
 
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes
 para cada niño que hay en el mundo.
 
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres 
Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
 
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben
 querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
 
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
 
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
 
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más 
entusiasmados los tres.
 
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y 
los conozca mejor que sus propios padres?
 
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios 
estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
 
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos 
de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en 
Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros 
pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos 
que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de 
regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. 
Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, 
los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades,
los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del 
Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

 
Sed buenos. Aún estáis a tiempo!! ;)

 

1 comentario:

  1. Es una historia preciosa. Dentro de unos años, seguro que blanca (como todos los niños) preguntará si los reyes son los padres, esta historia nos ayudará un montón. Gracias por compartilo. Un beso celia!

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